La presencia de instalaciones de desempolvado eficientes y óptimas cuando se trata con productos y polvos explosivos es una realidad esencial para garantizar la seguridad de los trabajadores, asegurar el proceso productivo y disminuir costes por poder desclasificar zonas ATEX.
Las instalaciones de desempolvado para productos explosivos son la respuesta a estos desafíos.
En industrias como la química, farmacéutica y la producción de materiales a granel, la presencia de polvos combustibles es una consecuencia común de los procesos de fabricación. Estos polvos representan un riesgo significativo para el usuario y el proceso productivo, ya que, en presencia de una atmósfera explosiva, pueden desencadenar situaciones peligrosas, como explosiones catastróficas y poner en peligro la seguridad de los trabajadores y la integridad de la instalación.
Las instalaciones de desempolvado se diseñan con el objetivo de minimizar y eliminar estos riesgos, evitando que polvo y partículas salga del proceso productivo, depositándose por las instalaciones y generando estos riesgos de explosión.
En caso de disponer instalaciones de desempolvado eficientes que eviten polvo en las instalaciones y con un mantenimiento adecuado, se pueden llegar a desclasificar áreas de riesgos de explosión, con la gran ventaja de un ahorro importante en equipos y certificaciones no necesarias.
Las normativas aplicables pueden variar según la región; por ejemplo en la Unión Europea se tiene las Directivas ATEX, en Estados Unidos la NFPA y a nivel internacional es aceptada la certificación IECEx.
En conclusión, las instalaciones de desempolvado son esenciales para garantizar la seguridad y eficiencia en entornos industriales propensos a la generación de ambientes explosivos. Su implementación cuidadosa y su cumplimiento con normativas específicas son fundamentales para mitigar riesgos y promover un entorno de trabajo seguro y productivo.
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